viernes, 26 de enero de 2018

De la educación ambiental a la EducAcción comprometida

La educación ambiental es la única que puede salvaguardar la salud del planeta y, por ende, la de los seres humanos. Es el punto de partida para un desarrollo sostenible y así lo ha entendido Naciones Unidas en la formulación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en su llamada a la acción para que la ciudadanía contribuya a su consecución.

La educación ambiental es una educación integral, en la que se considera a las personas como parte de un todo. Se basa en el respeto: a uno mismo, a los demás, a los otros seres vivos y a los recursos que nos ofrece la Tierra, que no debemos dilapidar.

Aunque el origen de la Educación Ambiental tiene lugar en los años 60 del pasado siglo, la situación actual ofrece luces y sombras. Entre las luces destaca el mayor nivel de información general de la población y el hecho de que el deterioro ambiental, especialmente el cambio climático, ha encendido las alarmas en gobiernos y empresas, que lo consideran una realidad a la que hay que dedicar una atención prioritaria.

Sin embargo, y éste es el lado más sombrío, la respuesta de ciudadanos, empresas e instituciones sigue siendo tímida y contradictoria. El as en la manga de gobiernos y empresas para afrontar el desafío ambiental parece ser la tecnología y la promoción de actitudes más responsables con los recursos, a través, por ejemplo, de conceptos como la economía circular. Pero está por ver si esto será suficiente para atender las necesidades de los 9.500 millones de personas que habrá en 2050 sin seguir poniendo en riesgo la sostenibilidad. Además, sigue sin haber una verdadera cooperación a nivel internacional, una cooperación que debería entender que la pobreza y la desigualdad son uno de los principales vectores del deterioro de nuestro planeta.

En el ámbito de la vida cotidiana de los ciudadanos, no se aprecia una verdadera comprensión de la magnitud del problema. Es más, en algunos aspectos, como el comportamiento en la naturaleza de una parte de la ciudadanía española, ya sea por falta de información o por desinterés, podríamos decir que estamos viviendo un retroceso.

Desde la perspectiva y experiencia de Reforesta, tras más de 25 años dedicándonos a la educación ambiental, la labor requiere avanzar de forma urgente y dar el salto: “informar-formar-educar-actuar”.  Uniendo práctica y teoría se aprende más, se consolidan los conocimientos y se consigue un acercamiento emocional a “la causa”. Es trabajar la actitud, día a día y desde los pequeños detalles. Por esta razón Reforesta promueve activamente el voluntariado ambiental, siendo una de las organizaciones más activas en este ámbito en la Comunidad de Madrid.

Propuestas para avanzar en la EducAcción

  • Fomentar una mentalidad de cooperación en contraposición a la mentalidad de competición: más compartir y menos competir.
  • Fomentar la reflexión sobre nuestra forma de vivir; quizás el equilibrio personal y social descansen en la capacidad de ser felices con un estilo de vida sencillo.
  • Fomentar el aprecio al bien común, frente al impulso de acaparar y frente a la avidez del lucro. 
  • Desarrollar programas específicos para todos los ámbitos y edades, facilitando la inclusión de grupos de personas de difícil acceso a la educación y formación ambiental. Hay que ir más allá del público cautivo (especialmente, los escolares).
  • Fomentar la participación a través del voluntariado, dedicando recursos económicos y técnicos por parte de las administraciones y de las empresas.
  • Coordinar las iniciativas para aprovechar las sinergias y multiplicar los efectos, fomentando la comunicación y cooperación entre el sector privado, el público y el tercer sector.
  • Dar a conocer y aplicar las normativas ya existentes en materia medioambiental
  • Realizar campañas de información y formación en colaboración con los medios de comunicación y los distintos agentes implicados, de forma continuada.

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