lunes, 18 de julio de 2011

Presentación del blog

Hace algún tiempo, Juan López de Uralde (Juantxo), ex director de Greenpeace España y líder de Equo, publicó su libro El Planeta de los Estúpidos. A la primera lectura, el título del libro evoca ira y frustración, lo cual es muy común entre quienes nos dedicamos a lo social, especialmente desde ONG, pero también desde sindicatos y otras fórmulas de participación social. Por cierto, entre estas personas predominamos las que seguimos el eneatipo 1 definido por el Eneagrama, un viejísimo sistema de conocimiento de la naturaleza humana rescatado por científicos sociales de las últimas décadas. 

Esa frustración que nos invade a muchos de nosotros nace de constatar el pasotismo de la mayoría ante los formidables problemas que aquejan a la humanidad. Problemas que han alcanzado una dimensión desconocida anteriormente, puesto que es la primera vez que la acción humana ha traspasado su habitual efecto dañino sobre el contenido (el propio ser humano y el resto de los seres vivos) y está dañando seriamente al continente: el planeta Tierra. Quienes tengan nociones de Ecología sabrán que, en este caso, continente y contenido forman una misma cosa.
Yo soy coetáneo de Juantxo. Coincidimos en nuestra juventud en las ONG CODA y COMADEN, e invertimos muchas horas juntos en diversas campañas ecologistas. He sido también presa de la frustración, y todavía me ocurre, aunque cada vez menos. Me he preguntado muchas veces cómo es posible que no veamos lo evidente, cómo podemos ser tan torpes y estúpidos. Intuyo que hay que buscar la respuesta en una serie de factores: sociales, psicológicos, culturales, biológicos… Pero estoy convencido de que todos se resumen en un concepto: conciencia autoestreñida. Yo lo llamo así, otros lo llamarán de otra manera.
Y no me refiero a la falta de conciencia medioambiental, que es sólo una parte del fenómeno. Más bien hablo del atasco que sufre el proceso evolutivo de la conciencia humana, una facultad que estoy convencido que tiene, al igual que la materia biológica, la capacidad de evolucionar, de adquirir mayores cotas de complejidad que le permitirían funcionar mejor. Es una conciencia autoestreñida como resultado del triunfo de unos patrones de pensamiento nacidos hace siglos, que situaron al ser humano fuera de su contexto, amputándole respecto a la madre naturaleza e impidiéndole superar su vacío existencial, origen último de sus problemas, al provocar una excesiva identificación con el “Yo”.
Esos patrones de pensamiento están caducos; la realidad ya los ha superado. De ahí que la crisis que vivimos no sea sólo económica. El malestar económico y social es sólo síntoma de una crisis más profunda, en la que hay algo nuevo pugnando por salir. Mi consejo es que no busquemos ese “algo” nuevo en meros cambios formales, en pequeños progresos técnicos  o en cambios organizativos, todos ellos aplicables a la esfera de lo social. Busquémoslo mejor en el interior del ser humano, porque si no volveremos a repetir los mismos errores. Superemos el estreñimiento de conciencia dejando que la conciencia fluya.
Este blog se dedicará fundamentalmente a esta cuestión. Porque en Reforesta no creemos que el ser humano pueda prosperar sin cambios sociales profundos, ni que la transformación del todo (Sociedad) sea posible sin que cambien las partes que lo componen (individuos).  
Miguel Á. Ortega. Presidente de Reforesta

1 comentario:

  1. Hay gente que dice que somos lo que comemos, lo que bebemos o lo que respiramos. Qué va. Somos lo que pensamos, lo que queremos, lo que hacemos. Bien hecho, Miguel Ángel.
    Mucho ánimo, porque eres un tío grande, tu empeño es un empeño grande, y la necesidad de paciencia para acometerlo, también.
    Al final, sabes que podrás mirar atrás y sentir que tu coherencia vale más que el "éxito" de otros. Y sabes que mucha gente que no está físicamente a tu lado, en realidad sí está a tu lado.

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